viernes, 13 de junio de 2014

En cada Clase Graduada palpitan los testimonios del poder de las semillas.

Mucho se ha estado informando, opinando, analizando y debatiendo sobre el tema del encuentro del gobernador Alejandro García Padilla con miembros de su clase Graduada. En las fotos notaba la espontaneidad y sonrisas que combinan amistad y gratos recuerdos. No faltará el tradicional “estamos igualitos”.

No está bien sacar temas de proporción. Son momentos especiales que trascienden diferencias. Son imágenes que positivamente se prestan a fomentar que cuando los retos aumentan, los motivos de alegría y esperanza son los que más fortalecen.

¿Cuántos de los que critican señalando que esa actividad dio mal ejemplo, en su vida no dan ejemplo de ayuda a los más necesitados? Quienes se pegan hasta de un clavo caliente para atacar, me recuerdan el relato de Mateo 26:6-11:
·         Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis”.

Una de las grandes lecciones de esa Palabra es que hay momentos en la vida que son para vivirlos, y que quienes más juzgan --con tono de odio-- invocando caridad son quienes menos la practican. Aún limitando los usos de La Fortaleza, eso no significa que se enajene de realidades; por ejemplo: ¿Por el hecho de que Barack Obama sea presidente y enfrente los temas a nivel del territorio norteamericano y a nivel mundial, ya no puede recibir visitas y debería proyectar depresión? Jesús enseñó a confiar, perseverar y no perder la alegría. Voy más allá:

¿A cuántos nos hubiese gustado poder dar un compartir así a miembros de la Clase Graduada? ¡Claro que me hubiese gustado dar un compartir así y más a los miembros de mi Clase Graduada de Ponce High de 1985! Lo inspirador y aleccionador de la iniciativa del Gobernador, es que hay un llamado a cada Clase Graduada a desarrollar todo lo mejor que puedan para confraternizar, celebrar, testimoniar y consagrar.

En cada Clase Graduada palpitan los testimonios del poder de las semillas. Cada buen testimonio es toda una crónica que incluye como gran sumatoria a padres, maestros, compañeros de estudio, personal escolar y comunidad. Es motivo de gozo cada alma que expresa que llegó a la meta, y es llamado a la conciencia humana y cristiana cada alma que necesita ayuda.

Porque con cainismo un país no crece ni progresa, y porque el hecho de haber adversidades no significa que se suspenderá todo motivo de aliento, que el encuentro de la Clase Graduada del Gobernador sea poderoso ejemplo de que podemos ser agradecidos hacia quienes enaltecen la vocación educadora y formativa, y alcanzar grandes metas con sabia perseverancia. Es fomentando paz, armonía, concordia y soluciones salomónicas que se hace patria. Adelante en la vida como causa de amor…

·         “Tenemos en nuestra mano el tesoro inmenso de una semilla. Según la sembremos y la amparemos será la cosecha que ahora y en el futuro recojan las gentes que habitan y que entonces habiten esta tierra de Puerto Rico...
Un antiguo refrán dice: ‘¡Si la juventud supiera! ¡Si la vejez pudiera!’ Si la juventud supiera, ¡qué mucho podría hacer su vigor juvenil con el saber maduro! Si la vejez pudiera, ¡qué mucho podría hacer su experiencia con su poder! Este refrán encarna uno de los anhelos trágicos de la vida humana. Es una de esas tragedias que la humanidad acepta en el misterio de su existencia con suave y honda resignación: La juventud nunca sabe bastante; la vejez nunca puede bastante. Sin embargo, en este momento de Puerto Rico se está dando la maravilla en su personalidad de pueblo de que el sabio refrán resulta falso. Al asumir nuevo poder después de 450 años, el pueblo se siente viejo y sabio por esa abundancia de años, y se siente joven y fuerte por el nuevo poder que asume”.

--Luis Muñoz Marín


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