lunes, 27 de octubre de 2014

Se necesita en el amor y más, testimonios victoriosos.

La primera respuesta razonable y natural ante la foto de tan atractiva joven y la pregunta “Hombres: ¿Que crees que se necesita para conquistar a una mujer así?”, es “dinero”. Objetivamente, tiene sentido lo que se dice de que el dinero no hace al amor, pero lo mantiene. Sin embargo, eso no debe intimidar a quien no es millonario o hacer pensar que quien tiene un ingreso modesto pierde derechos, ya que nada hay absoluto o escrito en piedra y siempre hay espacio para nuevos y forjadores paradigmas.

No obstante, un factor inquietante de la foto es cómo la dama oculta sus ojos (aún de haber sol, se pudo buscar la forma de poder presentar los ojos que son parte de la creación perfecta). Proyecta ella una figura escultural y bien cuidado rostro, lo que indica que se esmera e invierte en mantenerse y bien. Al estar sobre un yate, proyecta que no va a cualquier lugar. Nada encuentro que se preste a la crítica negativa.

En ese conjunto que no da lugar a dudas a que es una mujer realmente hermosa, la pregunta es si en verdad sabe lo que desea o si es correcto lo que desea.

No entraré en cuestiones filosóficas o religiosas. Veo que se confirma que hay que tener buena autoestima, administrar el dinero que se tenga lo mejor posible y si no se es millonario, entonces compensar con liderato y otros méritos para poder estar con la mujer de los sueños; separando al grano de la paja, en que la mujer ejerza su mejor juicio y logre identificar lo que en verdad es un hombre de verdad. Al pensar en la dama que más admiro, que cada milagro de amor sea fuerza de potenciación al mundo.

Todo ser humano tiene derecho a la plena felicidad y a no ser víctima de las manipulaciones y los fundamentalismos equivocados que destruyen sueños; y los mejores testimonios son los que transforman lo aparentemente “imposible”, en posible y real. Adelante, que el amor, la belleza, la prosperidad bien fundada y mejor comprendida y administrada, la abundancia en todo bien, el erotismo y la sensualidad son tan de Dios como la verdad, la honestidad, el buen corazón y las virtudes.



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