El 6 de junio de 2015, se cumplen 71
años del Día-D, dado en 1944. Ese día comenzó la Operación Overlord. Es el gran
desembarco en las playas de Normandía para acabar con la Segunda Guerra
Mundial. Marcó el inicio de la liberación de la Europa occidental ocupada por
la Alemania nazi. De ahí, grandes líderes siguen brillando. Ha inspirado
historias y personajes heroicos; y ante una fecha clave, se dice “llegó el Día
D”.
Es un tema que puede hacer brotar
lágrimas ante el recuerdo histórico de tanta sangre derramada por la libertad
integral y para frenar extremismos y fanatismos destructivos. ¿Cuántos hubiesen
respondido “no” a una misión así? ¿Cuántos responden “no” ante retos de la
existencia? Hubo un “sí” de amor y valor, más allá de sí. Los héroes del “Día
D” siguen hablando e inspirando, jamaqueando conciencias y corazones.
Es un tema que incluso se une a la
imagen del Capitán América y trasciende al tiempo y los conceptos publicitarios
y de ficción, en la exaltación del patriotismo en un mundo creado sin
fronteras. Es un tema que nos recuerda
que las guerras no son deseables, pero que cuando hay que darlas por justa
causa, se confía en el Dios de los Ejércitos que bendice los esfuerzos de orden
debido, progreso con equidad y paz.
Valoremos a los héroes de ese tiempo
y de tantas otras causas y batallas. Valoremos a nuestros hombres y mujeres
militares y veteranos. Al optar heroicamente en todo escenario por los
principios salomónicos y constructivos, se confirma que somos llamados a
reconocer que cada alma que crece, hace y siembra el bien, es instrumento de
Dios y canal de bendición. Dios bendiga al heroísmo de todos los tiempos.
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