El viernes 28 de junio
de 2013, el día adquirió un ambiente diferente con la noticia del fallecimiento
del evangelista José Joaquín Ávila, mejor conocido como Yiye Ávila. No es lo
mismo ser evangelista que pastor o profeta, pero todos somos llamados a hacer
de la vida una trayectoria de fe, perseverancia, siembra y fructificación
integral.
El nombre de Yiye
Ávila, es un nombre ampliamente reconocido y su testimonio no solo ha inspirado
a incontables almas, sino que hoy comienzan los mayores relatos por lo que se
inspira desde la inmortalidad.
Ver la trayectoria del
evangelista Ávila, es ver la trayectoria del país. Fue admirable su decisión de
consagrase y en su ruta, hubo un tiempo en que se veía a la televisión como “la
caja del diablo” (afortunadamente eso se superó). Con esa mirada reflexiva, es
ver la trayectoria del país con gran historia, que puede levantarse ante las
pruebas y no olvidar el origen supremo de todo progreso y hazaña.
Porque ver la
trayectoria del evangelista Ávila, es ver la trayectoria del país, el que se
haya superado eso de ver a la televisión como “la caja del diablo” para
reconocer el potencial positivo de los medios para edificar y maximizar la fe,
confirma que el llamado a crecer y evolucionar aplica primero a quienes deciden
enfocarse en una vocación mayor, para que de ahí la buena onda expansiva
contagie a otros.
Que crezca y
evolucione el llamado a sonreír, no tanto por aquello de “Cristo viene”, sino
por el gozo de que Cristo ya está aquí, en las oportunidades de hacer el bien y
sobre todo, en todo lo vivifica el poder del amor.
En Colosenses 1:27
dice: “… que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. Que el transmitir
las Buenas Nuevas, sea viable para toda alma que desee transmitir aliento y no
amargura, positivismo constructivo, y todo lo inherente a crecer en el respeto,
la acción salomónica y la promoción de la equidad que es buena y agrada a Dios.
Siga descansando en
paz Yiye, y serenidad a sus familiares. Al elevar el pensamiento, recordemos
que Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y edificar. Hoy
es gran llamado cristiano y de “Sonríe”, es fomentar el progreso integral y la
equidad que es buena y agrada a Dios. Cada alma que crece, hace y siembra el
bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Dios ilumine a todos.
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