Aunque se pueda argumentar con razonable
lógica que hubo una vista congresional sin buena intención, sin mayor
trascendencia y con agendas que nada bueno aportan, ciertamente es propio
respetar a quienes optan por comunicar en todo foro, unos principios válidos
que merecen seria consideración al reflexionar sobre las vías de crecimiento y
desarrollo de la gran innovación llamada Estado Libre Asociado (ELA).
Es cierto que expresiones de la ONU y decisiones judiciales avalan las
bases del ELA como pacto. Es cierto también que el ELA no es colonia y tiene amplio
e histórico reconocimiento. No obstante, es cierto que vivimos hoy tiempos de
crisis socioeconómica que colocan sobre el tapete las áreas a mejorar en el
pacto de Puerto Rico con Estados Unidos que requieren atención para que no
pierda lo que comenzó ejemplarmente.
La ruta desde la consulta de 1967, el
Nuevo Pacto de 1975, y el proceso plebiscitario de 1989-91, hasta las consultas
manipuladas de 1998 y 2012, confirma comprensibles niveles de decepción en el
pueblo y al mismo tiempo, llama a educar para comprender que el status no es un
fin en sí mismo, no es el origen de todos los problemas, no es un cambio de status
la varita mágica que resuelve todo, y el ELA crece mejor como ELA.
Al considerar el tema del ELA en tiempos
de crisis económica, no significa que ese modelo político no sirva. En Estados
Unidos y nuestros países vecinos, no se plantea el desmantelar la estructura
democrática-constitucional al enfrentarse retos económicos. El gran logro de
1952 en Puerto Rico tiene plena dignidad moral y política, y las áreas de
déficit democrático requieren que sea perfeccionado y no desmantelado.
Lo más necesario ante la crisis del
presente, es un Pacto Social para que el liderato de todos los partidos se
ponga de acuerdo en iniciativas de restauración del país indistintamente de ideologías
y cambios administrativos. El tema del status se trata en proceso aparte de las
elecciones de cada cuatro años y un bien
mecanismo puede ser una Constituyente no sujeta a criterios políticos, sino a
criterios ciudadanos.
Por todo lo anterior, la ponencia de la
alcaldesa Carmen Yulín merece atención indistintamente de los detalles sobre puntos
de convergencia y divergencia. Más que un mensaje de un momento dado, la
trayectoria de Carmen Yulín la destaca como Voz y Luz de la Conciencia. Porque
la Patria es más que el status, y Carmen Yulín es líder de la Patria, adelante
en las nuevas jornadas con fe, sabiduría y las bases fundadoras.
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