El
verdadero significado de ser “santo(a)”, es decisión y vivencia que supera un
ritual de canonización, una imagen o teorías sobre lo que define a una “persona
buena”. Ser “santo(a)”, es dedicarse al Señor. Eso no es equivalente a
apartarse del mundo, juzgar a todos los demás como si fuesen inferiores, tomar
lo religioso como un medio de manipulación para servirse de los demás u optar
por un celibato forzado.
Eso
significa hacer que sea una Gran Realidad en todo en la vida, el dedicar TODO
al Señor y preguntarse ante cada decisión y camino: “¿Sirve sabiamente, con
amor y a cabalidad, y sobre todo le agrada al Señor?”. No todo ante las
congregaciones tiene santidad y mucho en el diario vivir potencia humildemente
con suprema santidad. Por eso es vital orar por el liderato y por todos, y
tener capacidad de discernimiento.
Así, al
dar trascendencia a lo cotidiano y la vocación, TODA alma puede vivir en
santidad; en todo trabajo y toda función que forma y sirve bien. Así, mi primer
y gran modelo de santidad fueron mis padres, y al presente lo sigue siendo mi
madre que vive como un real milagro divino. ¡Gloria a Dios! ¡GRACIAS Señor! Somos
llamados a unir y restaurar, con la certeza de que Dios está con nosotros, nos
bendice y fortalece en las causas justas y en lo correcto que es fe en acción con
buenas obras y amor con poder.
Hay
santidad en toda expresión de sincero amor, en la voluntad de maximizar la
espiritualidad que se recibe en oración y congregación, en toda acción para
sembrar el bien y la potenciación edificante al prójimo, en el esmero para
trabajar con excelencia, en el valor para no avalar abusos y corrupción, en la
decisión de ejercer toda autoridad con humildad y sabiduría, en lo propio de
dar transmitir efectivos testimonios y educar con el ejemplo, en fin, en todo
lo que define a crecer como mejores seres humanos.
Ante
estas reflexiones, procede ver parte de la canción “Un hombre de verdad”, del
gran alma con dones, belleza inenarrable, energía, llamado único y presencia
sin igual con el nombre artístico de Melina León:
·
“Si me vuelvo a
enamorar
esta vez le
quiero dar, mi corazón,
a un hombre de verdad”.
En eso y
en grandes méritos de Melina hay santidad. Desde la canción, lo que define a un
hombre de verdad es la determinación de dar consagradamente, con sabiduría y
puro corazón, todo lo mejor de su ser. Ser “cristiano” no es religión, un
género musical o una marca comercial. Ser “cristiano” no es ser perfecto o
inmune a lo que afecta al mundo. Ser “cristiano” es ser creyente; lo que
infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y
hacer. TODA alma puede perseverar y vivir en santidad en el fomento de paz
integral y progreso con equidad. Dios ilumine a todos.
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