Ha generado controversia la
presentación de Jennifer López (JLo) en Marruecos. Dice un reportaje:
“Inaceptable, vergonzoso y fuera de ley, de esta forma algunos islamitas
conservadores catalogaron el espectáculo que ofreció Jennifer López, en el
festival Mawazine en Marruecos”.
Marruecos es un país con el nombre
oficial de “Reino de Marruecos”, en donde, según información, la mayoría tiene
la fe del Islam. Se indica que la mujer es discriminada por tradiciones e ideas
de “moralidad” (se dice en diversas fuentes que son maltratadas y enfrentan
prohibiciones). Que conste que no ataco al Islam y sus seguidores, y reconozco
que se busca aumentar los derechos de las mujeres en Marruecos como causa
internacional. Unos podrán pensar que JLo debió considerar los factores
religiosos y culturales al diseñar los detalles de su presentación. Otros
podrán pensar que Puerto Rico debe aprender de eso, en la medida que se haga
sentir la indignación cuando se estime que un visitante no respete la cultura y
los valores del país.
Ante eso, mi observación es que las
voces de Marruecos que suenan en contra de JLo son del gobierno y no del
pueblo. La lógica dicta que hubo la contratación con plena conciencia sobre lo
que significa el concierto de JLo, todo marchaba bien, y se creó una
“controversia” por algún motivo. Si hay algo más que eso, en su tiempo se
sabrá. ¿Cuántos apoyan a JLo en ese país y no se atreven a combatir la censura
oficialista? ¿En qué medida hubiese sido mejor que humana y religiosamente,
vieran cómo JLo ejemplifica la grandeza de Dios al crear a la mujer? ¿En qué
medida las mujeres de Marruecos necesitan la inspiración de JLo para crecer en
respeto integral y derechos, en liderato positivo y autoestima
constructiva?
Voy más allá: ¿En qué medida Puerto
Rico y el mundo deben abrir los ojos, corazones y conciencias, y reconocer que
no sirven bien los niveles de fanatismo religioso y de fanatismo político que
buscan demonizar, estigmatizar como traición y silenciar a quien piensa diferente?
JLo podría pedir perdón si hirió a alguien en su derroche de ungida belleza,
energía y fones; pero se supone que las artes iluminen, unan y trasciendan.
La hermosura y la elegancia son tan
de Dios como la verdad y las virtudes. Ahora más que nunca, en apoyo a JLo y a
todos los artistas que en todos los géneros musicales, inspiran y son llamados a
ser bálsamo y potenciación. Porque el juicio solo le toca a Dios y no a hombres,
a los seres humanos toca hacer el bien en todo lo posible. Con esa misión justa
y equitativa, gracias Dios por las artes y por el Corazón de Mujer.
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