miércoles, 3 de junio de 2015

El PAN es reclamo de justicia.

La crisis económica de 1974 fue causada por el aumento en el costo del petróleo. Fue una crisis mundial. Incluso Nueva York estuvo al borde de la bancarrota. En esa tempestad, Puerto Rico se mantuvo a flote gracias a medidas administrativas y de austeridad y sus estructuras como ELA; y fueron significativos los logros como el aumento en la producción agrícola, el impulso al turismo con la creación del Programa de Paradores Puertorriqueños, la construcción de nuevas plazas de mercado, la Sección 936 (para crear empleos y promover el desarrollo económico), y más.
                         
En ese contexto, la administración de Rafael Hernández Colón logró el Programa de Cupones para Alimentos, hoy llamado Programa de Asistencia Nutricional (PAN), lo que fue un humano y cristiano avance de justicia social para ayudar a los más necesitados e impulsar al comercio. Fue una hazaña que en tiempos de crisis, acciones de sabotaje al proyecto de Nuevo Pacto, y hasta de los efectos de Watergate, superó teorías y partidismo. Lo humano y cristiano no es “mantengo” y voy más allá: Para casos meritorios y personas que pierden el empleo en forma inesperada, esa ayuda es vital (nadie está exento de un jamaqueo en la vida, por lo que debe haber prudencia).
                                             
Hoy, el PAN sigue siendo importante para auxiliar a quienes enfrentan escasez o una situación de emergencia. El que muchos hoy necesiten el PAN, no debe verse como motivo para juicios o abstracciones, críticas o burlas, humillaciones o el cainismo que nada bueno aporta. El que muchos hoy necesiten el PAN (objetivamente, el número no es mayor por la emigración), no debe verse como cuestión de status político o como medio de manipulación partidista. El que muchos hoy necesiten el PAN debe llevar a reconocer la importancia de ese recurso y sobre todo, como un reclamo de justicia.

Se trata de un reclamo de justicia para comprender que se necesita un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico y sobre todo, un mejor sistema que no castigue a las personas por conseguir empleo (como los aumentos dramáticos de renta que ocurren en el residencial público cuando la persona consigue empleo). Voy más allá: La crisis confirma que no es el momento para un IVA desmedido o un IVU agrandado, ni para rígidos aumentos. Siguen teniendo sentido las propuestas de mejorar la captación del IVU con los municipios, renegociar la deuda, el impuesto de 10% a las empresas foráneas. En el nuevo modelo de autosuficiencia y desarrollo socioeconómico, como muestra, el hacer de la Isla un punto de trasbordo internacional, puede potenciar a la Isla entera, toda su infraestructura y sistema educativo, en tal magno proyecto de progreso con equidad. Pero no habrá adelanto si se pierde la esencia humana.

La esencia humana requiere comprensión y empatía hacia quienes reciben el PAN. Nadie está exento de una crisis o una emergencia y el que pueda haber quien abuse de la ayuda, no justifica dejarse consumir por odios y clasismos. Procede recordar una cita de 1975 del maestro y prócer Luis Muñoz Marín: “Le regalan mucho –como los cupones de alimentos--, pero ¿cómo nos va a dar el corazón para que no le regalen cupones de alimentos a los que tienen poco si nuestra sociedad no le regatea nada a los que tienen mucho?” (Ver la cita en carta publicada en el libro “Luis Muñoz Marín, Memorias 1898-1940”). Dios ilumine a todos en la patria que nos necesita a todos.


                      

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