Dice la
Biblia sobre el rol pastoral:
·
“Yo soy el buen
pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas”. --Juan 10:11
·
“¿Qué hombre de
vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y
nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla?” --Lucas
15:4
·
“Buscad, pues,
hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”. --Hechos
6:3
Lamentablemente,
vivimos tiempos en que se fomenta el libreto tergiversador y acomodaticio de
“pastores paren pastores y ovejas paren ovejas”. Con ese libreto, se establece
que a quienes se congregan les toca buscar y mantener a las personas en la
congregación, y al nivel pastoral solo le toca la predicación, administrar las
siembras financieras y formar a futuros pastores. Obviamente se trata de un
juego de palabras para justificar niveles de indiferencia, simplificar tareas y
evadir responsabilidades. Afortunadamente la Palabra en la Biblia va en otra
dirección.
La
Palabra establece que el(la) buen(a) pastor(a) da la vida por las ovejas, lo
que no es inherente a un cruento sacrificio, sino a dar el máximo en talentos y
vocación.
La
Palabra establece que el(la) buen(a) pastor(a) asume la indelegable tarea e
ineludible responsabilidad de buscar a las ovejas que se pierden; lo que
implica evangelización, buen trato, empatía y obra de supremo amor cristiano.
La
Palabra establece que el(la) buen(a) pastor(a) da buen testimonio, lo que se
resume en que viva lo que se predique; es decir, el(la) buen(a) pastor(a) no
fomenta odio, fanatismo, manipulación e intolerancia, sino armonía, paz y
progreso con equidad.
La
Palabra y la realidad establecen que la obra es de todos; que nos define lo que
vivimos; que Dios es amor; y que a quien más se le da, más se le exige.
Con toda
sinceridad, veo que vivimos tiempos atípicos, en que de quien menos se espera
surge la más poderosa y ungida revelación; tiempos en que mientras hay ciertos
líderes políticos que optan por armonizar los legítimos planes personales con
el bien común y fomentar la paz integral con justicia social, también hay
ciertos líderes religiosos que optan por el cainismo y el egoísmo, juzgar,
excluir y demonizar.
Cuando
surge el estilo más agresivo, maltratante y discordante desde ciertos
religiosos y dirigentes de grupos que nada tienen que ver con la defensa de la
familia y los valores, en vez de desde lo político, y más expresiones
cristianas y humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos
tiempos atípicos.
Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla y por eso es importante la oración para que
quienes estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la
plena abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana.
Porque
vivimos tiempos atípicos, se puede encontrar lo positivo al ver lo esperanzador
en que cada persona busque su genuino y verdadero desarrollo espiritual
(superando moldes y manipulaciones), y al recordar que Dios emplea los medios
que Él desea para responder, obrar y edificar. Toda alma que opta por hacer y
sembrar el bien, pasa ser instrumento del Altísimo y canal de bendición. Todo
lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia que todos
somos hijos de Dios.
·
“Pelea la buena
batalla de la fe; echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la
que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos”. --1 Timoteo 6:12
No hay comentarios:
Publicar un comentario