·
“Vayamos hacia un Puerto Rico que labore
por metas reales, por el máximo bienestar de su gente y del país, por los
valores de la armonía y el afecto y no los de la disputa y el encono.
Utilicemos las elecciones generales para hacernos del mejor gobierno posible y
no para recorrer de nuevo viejas calles sin salida. El laberinto del status
tiene escapatoria, pero sólo podrá hallarse en renovado esfuerzo patriótico, actuemos
como pueblo unido en tan vital propósito”. –Rafael Hernández Colón
Merece
ser leído el libro “El ELA que queremos”, escrito por el senador Ramón Luis
Nieves, porque abona al tema de la soberanía al considerarse el más que
centenario debate sobre el status político de Puerto Rico. Voy más allá:
No
hay que entrar en contiendas por las palabras “soberanía” o “soberanista” (que
antes se catalogaban como “autonomistas”) en el mejor sentido, que es grande en
la búsqueda de maximizar todo lo positivo y constructivo. Ese concepto ya está
en el ELA fundado en 1952 y hasta estadistas han hablado en pro de un “Estado
Soberano”.
En
la Constitución se reconoce la soberanía así:
·
“Se constituye el Estado Libre Asociado
de Puerto Rico. Su poder político emana del pueblo y se ejercerá con arreglo a
su voluntad, dentro de los términos del convenio acordado entre el pueblo de
Puerto Rico y los Estados Unidos de América. El gobierno del Estado Libre
Asociado de Puerto Rico tendrá forma republicana y sus Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial, según se establecen por esta Constitución, estarán
igualmente subordinados a la SOBERANIA del pueblo de Puerto Rico”.
Aun
siendo conservador, veo que podemos coincidir en el nivel de soberanía que
supera lo teórico, lo ideológico, lo partidista y lo personal, por Puerto Rico.
Al
considerar el tema del ELA en tiempos de crisis económica, no significa que ese
modelo político no sirva. En Estados Unidos y nuestros países vecinos, no se
plantea el desmantelar la estructura democrática-constitucional al enfrentarse
retos económicos. El gran logro de 1952 en Puerto Rico tiene plena dignidad
moral y política, y las áreas de déficit democrático requieren que sea
perfeccionado y no desmantelado.
Al
considerar el tema del ELA, la base documental como la tesis “El Estado Libre
Asociado de Puerto Rico: ¿territorio o estado?” de Rafael Hernández Colón como
estudiante de Derecho en la Universidad de Puerto Rico (que captó la atención
de Luis Muñoz Marín), los mensajes dados por Hernández en el proceso del Nuevo
Pacto de 1975, “La Nueva Tesis” que presentó el 25 de julio de 1979 y la
definición del ELA lograda en el trámite plebiscitario de 1989-91 (considero
que lo más significativo no fue la llamada “enmienda Vizcarrondo” que fue
correcta y contó con el apoyo de Rafael, sino el logro de una definición que
honró la base histórica y armonizó la diversidad de punto de vista gracias a un
equipo que incluyó a figuras de la talla de José Trías Monge, Hiram Cancio,
Lino Saldaña, Jaime Benítez y José Berrocal, entre otros), confirman que
Hernández Colón ha sido y es el más firme autonomista, el gran educador sobre
el proceso constitucional y el más vigoroso promotor del máximo gobierno propio
y el más sabio desarrollo de la soberanía del país.
Al
considerar el tema del ELA, la base histórica dice:
·
En la década de 1960, se constituyó una
Comisión de Status que incluyó la recomendación de una consulta de status. El
ELA triunfó, pero con la derrota del PPD en 1968, la administración Ferré no
acató el mandato plebiscitario y trató de impulsar el voto presidencial para
promover la Estadidad.
·
En la década de1970, con el triunfo del
PPD de 1972 se retomó la lucha para cumplir el mandato plebiscitario de 1967 del
desarrollo del ELA. Se constituyó el Comité Ad Hoc y el Nuevo Pacto fue aprobado
a nivel de comisión congresional, pero el resultado electoral de 1976 dio al
traste con eso, ya que la administración Romero se dedicó a buscar eliminar al
ELA desde su interior.
·
En la década de 1980, el país cayó en
deterioro y en el nivel de desempleo más alto de la historia, por lo que en
1984 hubo que echar a un lado el tema del status político para dar prioridad a
la restauración del país. El PPD triunfó en 1984 y al cabo de un cuatrienio
brillante (con logros como la recuperación económica y mantener la Sección 936
como logro del pueblo), en 1988 hubo el compromiso programático de buscar una
consulta avalada por el Congreso.
·
En la década de 1990, se comenzó en 1991
con que no era viable la consulta avalada por el Congreso por resistencia hacia
la Estadidad. Fue derrotada la propuesta enmienda constitucional para
establecer unos principios democráticos ante futuras consultas de status. Eso
ha viabilizado que se lleven a cabo consultas sin consenso y excluyendo al ELA
de 1952 y su visión de crecimiento y desarrollo.
·
Aún después de abandonar las
responsabilidades electivas, Hernández Colón ha seguido educando sobre el tema
del status político.
Todo
lo anterior confirma que el líder y maestro Rafael Hernández Colón, en el tema
del status político nunca ha sido inmovilista, y ha sido y es activo en la
defensa y promoción del ideal que heroicamente ha sostenido toda su vida.
Todo
lo anterior permite dar la bienvenida al libro “El ELA que queremos”, como
parte del proceso amplio que permita atender el status con apertura y capacidad
salomónica. Es encomiable la fidelidad del senador Nieves a su mentor William
Miranda Marín, y es justo que en el libro se reconoce que hay diversas
corrientes de pensamiento sobre lo que debe ser el camino del ELA. Todos
merecen participación, respeto y atención.
En
la apertura al diálogo, es vital el entendimiento de que el ELA no es colonial,
que hay que trascender a funcionarios de turno, que si la Isla puede plantearse
escenarios y cambios de futuro es gracias a la aportación del Partido Popular
Democrático y del Estado Libre Asociado, y que el perfeccionamiento de la unión
permanente de Puerto Rico con Estados Unidos será brillante paradigma como faro.
Dios ilumine a todos.
·
“¿Qué se deriva como experiencia histórica que
debemos aprovechar? Se deriva que:
Ø El Congreso no quiere comprometerse seriamente de antemano con un
plebiscito que incluya la estadidad.
Ø El camino para la estadidad será el tradicional y difícil camino de
peticiones reiteradas al Congreso a lo largo de un prolongado periodo de
tiempo. Habría que mantener constante y creciente a través de bastantes
cuatrienios, una voluntad política firme de entrar a la Unión bajo las
condiciones que ésta exija, pues la estadidad cultural o la fiscalmente
diferenciada no es viable.
Ø El Congreso reconoce el gran progreso que ha logrado Puerto Rico bajo la
relación existente de Estado Libre Asociado y está dispuesto a mejorarla sin
necesidad de plebiscito, en aspectos importantes como la paridad en los
beneficios de los programas sociales federales y medidas de mayor gobierno
propio.
Ø Si hubiera apoyo mayoritario en Puerto Rico, el Congreso concedería la
independencia con ayudas para facilitarla.
Dadas esas conclusiones entendimos altamente conveniente a la
estabilidad política del país, establecer unas reglas de juego para encauzar la
gestión futura sobre el status. Este fue el propósito del referéndum sobre la
reclamación de derechos democráticos que se celebró el 8 de diciembre donde el
pueblo rechazó nuestra propuesta.
Acatamos la voluntad del pueblo. No enmendaremos la Constitución ni
peticionaremos al Congreso en torno a la reclamación de derechos democráticos.
Ése es el mandato del No.
La interpretación de ese mandato como un mandato en favor de la
estadidad, la rechazamos. No hay viraje hacia la estadidad ni hacia ningún otro
sitio. Estamos en cuanto a status en la misma condición --¡somos ELA!-- pero
con experiencias altamente aleccionadoras para el manejo del issue del status”.
–Rafael Hernández Colón, mensaje de estado de 1992
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