miércoles, 17 de junio de 2015

Merece ser leído el libro “El ELA que queremos”.


·         “Vayamos hacia un Puerto Rico que labore por metas reales, por el máximo bienestar de su gente y del país, por los valores de la armonía y el afecto y no los de la disputa y el encono. Utilicemos las elecciones generales para hacernos del mejor gobierno posible y no para recorrer de nuevo viejas calles sin salida. El laberinto del status tiene escapatoria, pero sólo podrá hallarse en renovado esfuerzo patriótico, actuemos como pueblo unido en tan vital propósito”. –Rafael Hernández Colón
                      
Merece ser leído el libro “El ELA que queremos”, escrito por el senador Ramón Luis Nieves, porque abona al tema de la soberanía al considerarse el más que centenario debate sobre el status político de Puerto Rico. Voy más allá:

No hay que entrar en contiendas por las palabras “soberanía” o “soberanista” (que antes se catalogaban como “autonomistas”) en el mejor sentido, que es grande en la búsqueda de maximizar todo lo positivo y constructivo. Ese concepto ya está en el ELA fundado en 1952 y hasta estadistas han hablado en pro de un “Estado Soberano”.
                       
En la Constitución se reconoce la soberanía así:
·         “Se constituye el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Su poder político emana del pueblo y se ejercerá con arreglo a su voluntad, dentro de los términos del convenio acordado entre el pueblo de Puerto Rico y los Estados Unidos de América. El gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico tendrá forma republicana y sus Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, según se establecen por esta Constitución, estarán igualmente subordinados a la SOBERANIA del pueblo de Puerto Rico”.
Aun siendo conservador, veo que podemos coincidir en el nivel de soberanía que supera lo teórico, lo ideológico, lo partidista y lo personal, por Puerto Rico.

Al considerar el tema del ELA en tiempos de crisis económica, no significa que ese modelo político no sirva. En Estados Unidos y nuestros países vecinos, no se plantea el desmantelar la estructura democrática-constitucional al enfrentarse retos económicos. El gran logro de 1952 en Puerto Rico tiene plena dignidad moral y política, y las áreas de déficit democrático requieren que sea perfeccionado y no desmantelado.

Al considerar el tema del ELA, la base documental como la tesis “El Estado Libre Asociado de Puerto Rico: ¿territorio o estado?” de Rafael Hernández Colón como estudiante de Derecho en la Universidad de Puerto Rico (que captó la atención de Luis Muñoz Marín), los mensajes dados por Hernández en el proceso del Nuevo Pacto de 1975, “La Nueva Tesis” que presentó el 25 de julio de 1979 y la definición del ELA lograda en el trámite plebiscitario de 1989-91 (considero que lo más significativo no fue la llamada “enmienda Vizcarrondo” que fue correcta y contó con el apoyo de Rafael, sino el logro de una definición que honró la base histórica y armonizó la diversidad de punto de vista gracias a un equipo que incluyó a figuras de la talla de José Trías Monge, Hiram Cancio, Lino Saldaña, Jaime Benítez y José Berrocal, entre otros), confirman que Hernández Colón ha sido y es el más firme autonomista, el gran educador sobre el proceso constitucional y el más vigoroso promotor del máximo gobierno propio y el más sabio desarrollo de la soberanía del país.

Al considerar el tema del ELA, la base histórica dice:
·         En la década de 1960, se constituyó una Comisión de Status que incluyó la recomendación de una consulta de status. El ELA triunfó, pero con la derrota del PPD en 1968, la administración Ferré no acató el mandato plebiscitario y trató de impulsar el voto presidencial para promover la Estadidad.
·         En la década de1970, con el triunfo del PPD de 1972 se retomó la lucha para cumplir el mandato plebiscitario de 1967 del desarrollo del ELA. Se constituyó el Comité Ad Hoc y el Nuevo Pacto fue aprobado a nivel de comisión congresional, pero el resultado electoral de 1976 dio al traste con eso, ya que la administración Romero se dedicó a buscar eliminar al ELA desde su interior.
·         En la década de 1980, el país cayó en deterioro y en el nivel de desempleo más alto de la historia, por lo que en 1984 hubo que echar a un lado el tema del status político para dar prioridad a la restauración del país. El PPD triunfó en 1984 y al cabo de un cuatrienio brillante (con logros como la recuperación económica y mantener la Sección 936 como logro del pueblo), en 1988 hubo el compromiso programático de buscar una consulta avalada por el Congreso.
·         En la década de 1990, se comenzó en 1991 con que no era viable la consulta avalada por el Congreso por resistencia hacia la Estadidad. Fue derrotada la propuesta enmienda constitucional para establecer unos principios democráticos ante futuras consultas de status. Eso ha viabilizado que se lleven a cabo consultas sin consenso y excluyendo al ELA de 1952 y su visión de crecimiento y desarrollo.
·         Aún después de abandonar las responsabilidades electivas, Hernández Colón ha seguido educando sobre el tema del status político.
Todo lo anterior confirma que el líder y maestro Rafael Hernández Colón, en el tema del status político nunca ha sido inmovilista, y ha sido y es activo en la defensa y promoción del ideal que heroicamente ha sostenido toda su vida.

Todo lo anterior permite dar la bienvenida al libro “El ELA que queremos”, como parte del proceso amplio que permita atender el status con apertura y capacidad salomónica. Es encomiable la fidelidad del senador Nieves a su mentor William Miranda Marín, y es justo que en el libro se reconoce que hay diversas corrientes de pensamiento sobre lo que debe ser el camino del ELA. Todos merecen participación, respeto y atención.

En la apertura al diálogo, es vital el entendimiento de que el ELA no es colonial, que hay que trascender a funcionarios de turno, que si la Isla puede plantearse escenarios y cambios de futuro es gracias a la aportación del Partido Popular Democrático y del Estado Libre Asociado, y que el perfeccionamiento de la unión permanente de Puerto Rico con Estados Unidos será brillante paradigma como faro. Dios ilumine a todos.

·          “¿Qué se deriva como experiencia histórica que debemos aprovechar? Se deriva que:
Ø  El Congreso no quiere comprometerse seriamente de antemano con un plebiscito que incluya la estadidad.
Ø  El camino para la estadidad será el tradicional y difícil camino de peticiones reiteradas al Congreso a lo largo de un prolongado periodo de tiempo. Habría que mantener constante y creciente a través de bastantes cuatrienios, una voluntad política firme de entrar a la Unión bajo las condiciones que ésta exija, pues la estadidad cultural o la fiscalmente diferenciada no es viable.
Ø  El Congreso reconoce el gran progreso que ha logrado Puerto Rico bajo la relación existente de Estado Libre Asociado y está dispuesto a mejorarla sin necesidad de plebiscito, en aspectos importantes como la paridad en los beneficios de los programas sociales federales y medidas de mayor gobierno propio.
Ø  Si hubiera apoyo mayoritario en Puerto Rico, el Congreso concedería la independencia con ayudas para facilitarla.
Dadas esas conclusiones entendimos altamente conveniente a la estabilidad política del país, establecer unas reglas de juego para encauzar la gestión futura sobre el status. Este fue el propósito del referéndum sobre la reclamación de derechos democráticos que se celebró el 8 de diciembre donde el pueblo rechazó nuestra propuesta.
Acatamos la voluntad del pueblo. No enmendaremos la Constitución ni peticionaremos al Congreso en torno a la reclamación de derechos democráticos. Ése es el mandato del No.
La interpretación de ese mandato como un mandato en favor de la estadidad, la rechazamos. No hay viraje hacia la estadidad ni hacia ningún otro sitio. Estamos en cuanto a status en la misma condición --¡somos ELA!-- pero con experiencias altamente aleccionadoras para el manejo del issue del status”. –Rafael Hernández Colón, mensaje de estado de 1992







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