miércoles, 7 de mayo de 2014

Star Trek, la Clase de Ponce High de 1985, y más allá.

La serie “Star Trek”, creación de Gene Roddenberry, es icónica porque en la década de los ’60, logró presentar a un mundo que enfrentaba cambios, conflictos y desafíos, una crítica social positiva y una perspectiva de futuro en que las humanidad superaba guerras, divisiones raciales y culturales, y expandía el mensaje de madurez y paz.
                                        
En “Star Trek”, la nave espacial USS Enterprise NCC-1701 fue diseñada por Walter Matthew Jefferies (mejor conocido por Matt Jefferies). La icónica nave nos transporta junto a la tripulación capitaneada por James T. Kirk, en un viaje que como la vida, puede superar rutinas, descubrir algo nuevo en cada etapa y crecer ante las pruebas. Es notable en el diseño de una nave que pasa a ser hogar en tan interesante concepto de ciencia ficción (ciencia ficción que es ciencia real en muchos adelantos del presente), cómo gira la dinámica de estudio, tecnología al servicio de las personas, interacción de almas y aventura en torno a la dirección que brinda el puente de mando.
                                
Recuerdo que siendo estudiante en Ponce High, captó mi atención la serie clásica de Star Trek transmitida en la televisión local, y rápido me gustó al ver que tenía contenido y trascendía patrones tradicionales. Fue mi graduación de Ponce High en 1985 y paralelamente a mis estudios universitarios, las películas de Star Trek y la llegada de la serie con una nueva generación, iba confirmando que era mucho más que entretenimiento, era una creación que superaba fronteras y unía generaciones. Hasta para el diseño de un mural en ese tiempo, me inspiré en líneas de la Enterprise.  
           
Para 1991, al morir el creador de Star Trek, Gene Roddenberry, se confirmó la afirmación de una institución que superó al nombre de su creador. Al celebrarse en 1991 los 25 años de Star Trek, el video conmemorativo abonó a la realidad de que es mucho más que entretenimiento, por el gran número de profesionales y seres humanos de bien que realizaron ejemplares metas inspirados por los héroes de Star Trek. Es cuestión de activar al héroe que se tiene dentro y Star Trek motiva eso.

Se puede reconocer al profesional de la salud inspirado en el doctor McCoy, al ingeniero inspirado en Scotty, al líder y al empresario emprendedor inspirado en Kirk, al intelectual inspirado en Spock. Hay muchos más ejemplos en todas las áreas, y están también los coleccionistas que activan dones en esa dinámica, las familias que encuentran ahí un sano y edificante motivo para unirse y compartir, y todos los fans que exploran nuevas posibilidades casi infinitas como las estrellas.

Star Trek nos presenta un mundo en que se terminan las guerras y los conflictos raciales, teniendo a la bella afro-americana Uhura, al ruso Chekov y al asiático Sulu. Mediante la nueva tecnología vista en Star Trek (fruto de la sabia preparación para excelentes historias), que ya ha dado el salto de la ciencia ficción a la ciencia real, se confirma la visión positiva al destacar la capacidad constructiva del ser humano.

De las series que han seguido después de la serie clásica –ST The Next Generation, ST Deep Space 9, ST Voyager, y ST Enterprise- tenemos la gran lección de que los relevos generacionales son parte de la vida y deben ser inherentes a un proceso de desarrollo integral, viajando constantemente a donde no se ha llegado.

Entonces, Star Trek es mucho más que entretenimiento. No es sólo la presentación de mucha calidad en historias, recursos, detalles y actuación. No es estar perdidos en el espacio a alejados de la realidad. Es precisamente insertarnos en la existencia con una más amplia perspectiva y un aliento que vivifica un gran pensamiento: “nadie sabe todo lo que puede hacer hasta que decide hacerlo”. 

No busco sacar las cosas de proporción y cada cual desde su visión y medida de fe, deberá colocar a Dios en primer lugar. Star Trek nos recuerda que todos nosotros, como seres humanos, podemos proponernos forjar una nueva realidad.

En la medida que cada cual crezca en esa nueva conciencia, la nueva aventura humana, con visión, amor y acción, comienza. Cada persona tendrá su propia definición de Star Trek (serie que estrenó en 1966, año en que nací; no es casualidad que me identifique con algo tan especial), pero ciertamente la escena del “trekkie” que contempla a un niño redescubrir Star Trek, dice más que mil palabras. Dice la introducción de esa leyenda de la ciencia ficción:
·         Space, the final frontier. These are the voyages of the starship Enterprise. Its 5-year mission: to explore strange new worlds, to seek out new life and new civilizations, to boldly go where no man has gone before”.

Al recordar el tiempo en que captó mi atención Star Trek, procede reafirmar el espíritu heroico, el amor verdadero y la fe bien fundada. Dedico un saludo especial a la Clase Graduada de Ponce High de 1985, porque hay puntos de partida, to boldly go…













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