Vivimos tiempos en que el mundo enfrenta amenazas de
guerra y ya existen serios conflictos por la vía del odio y la violencia, la intolerancia,
el “bullying” y el “moobing”, el crimen y tantos problemas sociales e injustas
desigualdades que debilitan la fe y fomentan incertidumbre.
Es tiempo
de buscar más del Señor; no por miedo, sino por amor; no por religión, sino por
relación; no por manipulaciones, sino por la sabiduría real y trascendente que
puede mucho e ilumina todo. Es tiempo de buscar más de Él con certeza gozosa en
el cumplimiento del Perfecto Plan Redentor y de que su gran poder es el AMOR.
Así, he visto
la noticia de que la alcaldesa de la Capital de la Isla del Cordero, Carmen Yulín
se ha vuelto a casar con el psicoanalista Alfredo Carrasquillo y LES BENDIGO.
¡Enhorabuena! ¡Lo más que se necesita en tiempos retadores y convulsos, son vivificadores
y edificantes testimonios de restauración y del poder del amor!
Procede
ver la combinación de motivos de gratitud y de inquietud en la vida; buscar ver
el llamado de la vida a seguir creyendo y siempre adelante.
Procede
ver los contrastes que se dan en las noticias y los “temas de actualidad”, y la
facilidad con que serios asuntos pasan al olvido ante lo “nuevo” de la semana;
la forma en que se puede olvidar la esencia humana compartida por todos; y nos
preguntamos sobre los significados de la igualdad.
Procede
ver los asuntos que se critican de la forma de gobernar y hacer política; cómo
la lealtad se busca torcer y amoldar; y me pregunto en qué medida meditamos
sobre lo que espera Dios de nosotros al darnos la oportunidad de llegar a unos
escenarios.
Procede
ver lo religioso y otras vocaciones y roles; los niveles en que se mira más lo
que divide y aparta, que la raíz cristiana que se fortalece en tantos que
sirven bien con lo mejor de sí en admirable testimonio; y me pregunté sobre los
significados, gozos y requerimientos de la vida en victoria (lo que es dar vida
a la vida).
Buscando
escuchar en el silencio ante tantos temas, iba confirmando que la patria se
hace desde cada familia y cada persona, no con retórica o abstracciones, sino
con la real perseverancia sabia y la compleja dinámica en que compartimos
contrastes, diferencias y motivos para ser todos, uno.
Buscando
en esa reflexión que no se limita a un lugar o un tiempo, recordé que alguien
dijo una vez que la vida es como un cáliz para llenar del trabajo amoroso. Vi
que ante todo y ante todos, el amor es el gran depósito de Dios en cada uno. Que
desear lo mejor al prójimo (Jesús enseñó sobre dar como se desea recibir y amar
al prójimo como a uno mismo) y apoyar los procesos de restauración, sean la
mejor siembra.
Por
este medio (recordando que en San Juan 10:10 Jesús dice que vino para que
tengamos vida en abundancia) elevo mi cáliz en brindis de fe, oración y los
mejores deseos, por la dama que conocí en la política activa, y que me
convenció más por su gran valor como ser humano y mujer de fe en Dios, que por
lo que se pueda asociar a una líder política o principal funcionaria y
embajadora de la Capital.
Que
ella y su hombre de fe en Dios, iluminen a incontables almas con el amor que
trasciende todo lo efímero. Que sean ambos luz en una Isla y un mundo -de
contrastes marcados- que se hace muchas preguntas y necesita la sabiduría de
volver a creer y alcanzar lo que victoriosamente nos hace proclamar “Dios en
nosotros”.
Sea
la vida una causa y vocación de AMOR. Sean hoy y siempre más que bendecidos Carmen
Yulín, Alfredo Carrasquillo y familia. El gran poder
es el AMOR.
--Gerardo
L. Berríos Martínez
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