La Ciudad Señorial tiene una gran joya que es patrimonio del sur y de todo
Puerto Rico: el Archivo Histórico Municipal de Ponce. Ahí, un buen y atento
personal atiende bien a los visitantes, y conservan y mantienen en admirable
orden al tesoro de legados, enseñanzas y conocimientos.
Reconozco a la licenciada Tormes, a Genoveva, a quienes me han dado la mano
amiga cada vez que toco las puertas de esta sobresaliente institución, y a
quien en este día me ayudó, el joven Andy Alvarado.
Buscando en el periódico “El Mundo” de 1965 para conseguir una información,
me topé con la primera plana de este periódico de registro histórico del 16 de
agosto de ese año, en que se indica que Martin Luther King visitó a Puerto
Rico.
Eran tiempos de conflictos raciales y tensiones en Vietnam. Se destacaba
King como luchador por los derechos humanos, y se indica en el reportaje que no
avala la violencia ni el aislamiento social, económico, cultural y hasta
religioso que hace sentir que se está en un “ghetto”.
Se indica además en el reportaje, que el doctor King en su mensaje en la
Isla, “recalcó la importancia de que la Iglesia asuma una posición de vanguardia
en la lucha contra problemas tales como la guerra, la segregación y la pobreza”.
Mucho se necesita apoyar en la Isla del Cordero ese nivel de liderato
verdaderamente cristiano (dentro y fuera del templo, en diversos roles y vocaciones),
y de liderato que en otras corrientes religiosas, se enfocan en agradar a lo
que ven como Dios, mediante ser buenos y productivos seres humanos.
Tiene
relevancia palabras pronunciadas años después por doña Inés María Mendoza de
Muñoz Marín. Ella dijo una vez:
·
“Martin Luther
King nos contó su sueño… frente a la estatua de Abraham Lincoln. Aún no se ha
realizado aquel sueño. Era el sueño del ideal de la paz, del respeto al derecho
ajeno, del ideal de la libertad y de la inalterable y continua conducta diaria
en igualdad entre los hombres”.
En la
vida no hay casualidades, sino causalidades, por lo que no pienso que fue
casualidad que me encontrara con el reportaje sobre tan especial visita a Puerto
Rico, sino causalidad en tiempos en que la Isla necesita mucha restauración.
Somos llamados a amar, unir y restaurar, con la certeza de que Dios está
con nosotros, nos bendice y fortalece en la causa justa y correcta. Los grandes
sueños NO tienen punto final o de absoluta culminación, sino agenda de
continuidad y constante edificación de generaciones, almas, comunidades y
pueblos. Dios ilumine a todos.
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