lunes, 1 de abril de 2013

Los grandes sueños NO tienen punto final…


La Ciudad Señorial tiene una gran joya que es patrimonio del sur y de todo Puerto Rico: el Archivo Histórico Municipal de Ponce. Ahí, un buen y atento personal atiende bien a los visitantes, y conservan y mantienen en admirable orden al tesoro de legados, enseñanzas y conocimientos.

 

Reconozco a la licenciada Tormes, a Genoveva, a quienes me han dado la mano amiga cada vez que toco las puertas de esta sobresaliente institución, y a quien en este día me ayudó, el joven Andy Alvarado.

 

Buscando en el periódico “El Mundo” de 1965 para conseguir una información, me topé con la primera plana de este periódico de registro histórico del 16 de agosto de ese año, en que se indica que Martin Luther King visitó a Puerto Rico.

 

Eran tiempos de conflictos raciales y tensiones en Vietnam. Se destacaba King como luchador por los derechos humanos, y se indica en el reportaje que no avala la violencia ni el aislamiento social, económico, cultural y hasta religioso que hace sentir que se está en un “ghetto”.

 

Se indica además en el reportaje, que el doctor King en su mensaje en la Isla, “recalcó la importancia de que la Iglesia asuma una posición de vanguardia en la lucha contra problemas tales como la guerra, la segregación y la pobreza”.  

 

Mucho se necesita apoyar en la Isla del Cordero ese nivel de liderato verdaderamente cristiano (dentro y fuera del templo, en diversos roles y vocaciones), y de liderato que en otras corrientes religiosas, se enfocan en agradar a lo que ven como Dios, mediante ser buenos y productivos seres humanos.

 

Tiene relevancia palabras pronunciadas años después por doña Inés María Mendoza de Muñoz Marín. Ella dijo una vez:

·         “Martin Luther King nos contó su sueño… frente a la estatua de Abraham Lincoln. Aún no se ha realizado aquel sueño. Era el sueño del ideal de la paz, del respeto al derecho ajeno, del ideal de la libertad y de la inalterable y continua conducta diaria en igualdad entre los hombres”.

 

En la vida no hay casualidades, sino causalidades, por lo que no pienso que fue casualidad que me encontrara con el reportaje sobre tan especial visita a Puerto Rico, sino causalidad en tiempos en que la Isla necesita mucha restauración.

 

Somos llamados a amar, unir y restaurar, con la certeza de que Dios está con nosotros, nos bendice y fortalece en la causa justa y correcta. Los grandes sueños NO tienen punto final o de absoluta culminación, sino agenda de continuidad y constante edificación de generaciones, almas, comunidades y pueblos. Dios ilumine a todos.

 
--Gerardo L. Berríos Martínez                    
 
 

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