viernes, 22 de marzo de 2013

¿Disciplina de partido?


En todos los partidos políticos y movimientos ideológicos en Puerto Rico existe una disciplina interna. Unos le llaman “disciplina de partido” y otros le llaman “democracia interna”. Es algo muy necesario, ya que sin orden y disciplina, con cada cual tratando de dirigir y en caos, nada bueno se logra.

 

Sin embargo, la disciplina de partido y la democracia interna NO existen para imponer en forma arbitraria o eliminar el raciocinio digno, la diversidad y la disidencia.

 

Se puede coincidir o diferir, con parte o la totalidad, de las expresiones dadas por el licenciado Rafael Cox Alomar sobre el rumbo de la administración García Padilla. Incluso se puede teorizar sobre las intenciones de Cox Alomar.

 

Sin embargo, NO procede invocar “la disciplina de Partido” o el expresarse “en los foros internos”, para tratar de amordazar; ya que los diálogos y foros internos pasan a ser inexistentes si no permiten oportunidad de rectificar las acciones gubernamentales o institucionales que puedan estar equivocadas.

 

Lo que se redacte sobre disciplina de partido no puede ser más que los derechos y deberse constitucionales y voy más allá: lo hecho en el alcance humano no es más que lo que constructivamente busca colocara al Señor primero al servir bien.

 

La disciplina de partido y la democracia interna NO son para decir sí a todo ciegamente. Voy más allá con tres ejemplos:

 

·         En el ámbito militar la disciplina sigue protocolos mucho más rigurosos y aún así, se dispone de los métodos para impugnar órdenes incorrectas.

 

·         En el ámbito religioso se reconozco que toda autoridad es dada por Dios y al mismo tiempo, se entiende que eso no significa callar o justificar a quien desde la autoridad ante las congregaciones y ante lo civil, cometa seria falla, abuso o delito.

 

·         En tiempos de crisis económica, es vital buscar mantener el empleo con que se cuenta, pero tanto en lo público como en lo privado, eso no significa aceptar todo ciegamente o decir sí a lo que pueda ser corrupción.

 

Muchos más pueden ser los ejemplos para confirmar que el ser humano tiene la capacidad de discernimiento por algo y para algo. Ante la disciplina de partido, tiene relevancia recordar palabras de Luis Muñoz Marín:

 

·         “La educación que el liderato de un movimiento como éste tiene que darse a sí mismo es mucho más complicada que la educación fundamental, pero simple, de la masa electoral. En primer lugar, tiene que hacer el esfuerzo espiritual de establecer como su guía la motivación creadora en vez de la motivación corriente de adquirir puestos o privilegios. Adquirir puestos no es malo. Alguien tiene que ocupar los puestos. Pero la motivación no debe ser la pasión por ocuparlos, sino el aportar lo que cada uno pueda a la obra creadora que inspiró confianza y otorgó poder”.

 

¿Cómo hablar de democracia o criticar regímenes totalitarios si se tergiversa y emplea mal lo de disciplina de partido? Sabio y más que cierto es el pensamiento de que “el precio de la democracia es la constante vigilancia”. Es en NO caer en la tentación y estrategia de la disidencia desmedida que crecerá Cox Alomar. Es en NO caer en la tentación y estrategia del bullying político y gubernamental que crecerá el PPD y su liderato. Es en afirmar la real y fructífera democratización que crecerá todo el país.

 

Ante los retos que enfrenta el país como el lograr progreso integral, maximizar y perfeccionar la participación ciudadana al restaurar el país, más igualdad humana y revertir errores como la privatización -dada en términos de mal negocio- del aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín, procede recordar palabras de Muñoz:

 

·         “No puede, en buena democracia, no puede en pueblo permitir que el poder político esté en manos de aquellos que también tienen el poder económico”.

 

Que toda disciplina y democracia interna sea subordinada a los grandes propósitos que son más que funcionarios de turno, al verdadero orden que puede incluir cambios y sustituciones de funcionarios (las instituciones no crecen en el fanatismo de mantener lo que sea aunque falle, sino en la justa capacidad correctiva y salomónica), a las mayores causas humanas, y sobre todo a la visión de consagración que hace patria. Dios ilumine a todos.

 

--Gerardo L. Berríos Martínez

 

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