La crónica de recortes
federales no es nueva. Confirma que se necesita perfeccionar sistemas y superar el cainismo, personalismos y
partidismo.
Sería sencillo
manipular lo “apocalíptico” (buen tema para fomentar la fe y el sabio gozo, no
para desencadenar polarización, odio y otras agendas), o el libreto de que lo
que funcionó en el pasado no funciona en el presente.
Los recortes federales
son una realidad; ¿oportunidad o cataclismo? Ese punto y otras realidades
retadoras y llamados, junto al resultado de la consulta de status del 2012,
confirman que terminó aquello de que “el status no está en issue”, y que de lo
que no se quiere hablar, es de lo que más hay que hablar. Veo más recomendable
el razonamiento de que hay retos constantes en la existencia y se necesitan
propósitos comunes y permanentes de justa distribución de la riqueza, y más
igualdad humana.
Así, somos llamados en
el siglo 21, como en el pasado y siempre, a nuevas y mejores formas de ver y
hacer las cosas, a la creatividad, la autosuficiencia, la realización y la
consagración. Ciertamente nada nuevo hay bajo el sol. Dios ilumine a todos.
·
“Se
concibe que en un sistema de justicia haya quienes tengan más que otros. Hay
distintas capacidades de servicio y producción. Hay distintos grados en que se
puede ser útil a la comunidad. Se concibe que, en justicia, haya quienes tengan
más que otros. Pero lo que no puede en justicia concebirse es que haya quienes
tienen más de lo que necesitan para sus vidas mientras otros tienen menos de lo
que necesitan para sus vidas. Mientras hayan hombres que tengan menos de lo
necesario para el sustento de sus hijos, no puede estar justificado que hayan
hombres que tengan más, mucho más, de lo necesario para el sustento de los
suyos.
La
igualdad es la igualdad de los hombres ante Dios. La igualdad es la igualdad en
la dignidad humana de cada ser en este mundo. La igualdad es la igualdad en el
respeto que se debe al alma de cada hombre, pobre o rico, débil o fuerte. La
justicia quiere esa igualdad profunda en la dignidad humana y en el alma
humana; que exista entre los que tengan más y los que tengan menos. Trasmítanle
ustedes, los que me oyen, este mensaje a los poderosos de esta comarca y de
esta tierra puertorriqueña: si las desigualdades en la riqueza violan la ley de
Dios que ordena la igualdad entre las almas de los hombres, se nos puede dejar
con un solo remedio para garantizar esa igualdad en la dignidad humana.
Y
ese remedio sería hacer la igualdad también en la riqueza de los hombres”.
–Luis Muñoz Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario