En el cuatrienio de 1973-76, el mundo
entero enfrentó una grave crisis causada en gran medida por el aumento
desmedido del costo del petróleo. Fue tan grande la crisis mundial que aumentó
la inflación y hasta Nueva York, estuvo al borde de la bancarrota.
Ante esos vientos adversos, fue sabio para
Puerto Rico desarrollar una estrategia integral para enfrentar la recesión,
fomentar estabilidad económica y auxiliar a los más necesitados. Fue un acierto
lograr el Programa de cupones; no para mantengo, sino para justicia social y al
mismo tiempo, para promover al comercio y la economía.
Fue un acierto también aprovechar el
recurso inmediato de la Sección 936. Fue un gran recurso para fomentar el
desarrollo industrial, crear empleos, y mediante la contribución conocida como
“tollgate tax” permitió generar fondos al erario público.
A partir del 1985, fue un gran acierto unir
la promoción de la Sección 936 a la iniciativa del desarrollo de la cuenca del
Caribe.
En la página 2 del periódico “El Reportero”
del 13 de marzo de 1985, aparece el reportaje sobre la histórica reunión del
entonces gobernador Rafael Hernández Colón y el ex-gobernador Luis A. Ferré con
el secretario del Tesoro de Estados Unidos James Baker, en defensa de la
Sección 936, para promover el desarrollo y evitar la pérdida masiva de empleos.
Nadie gana en un país estancado y dividido. Dijo Hernández Colón: “Agradezco a
don Luis Ferré su valiosa colaboración. Esta reunión tiene un carácter
histórico para Puerto Rico en la medida en que los dos líderes de partidos
adversarios se unen para atender los intereses de todo el pueblo
puertorriqueño”. La foto se convirtió en un ícono para generaciones, sobre el
patriotismo que une en las grandes causas.
Incluso el presidente Ronald Reagan
agradeció al gobernador Hernández Colón por el apoyo para “promover la
democracia y el progreso económico en toda la región del Caribe”; porque los
grandes propósitos superan las diferencias.
Años después, la Sección 936 fue eliminada
por el Congreso por no cumplir a cabalidad con unas expectativas. Hoy
nuevamente el mundo está en crisis y surge la propuesta de la Sección 933-A.
Se busca enmendar la Sección 933 para crear una sub-sección A que
viabilizaría que las Corporaciones Foráneas Controladas que produzcan al menos
el 50% de sus ingresos en la Isla puedan repatriarlas a Estados Unidos libre de
impuestos.
Nuevamente procede un nivel de patriotismo que supere el cainismo, el
personalismo y el partidismo. Se necesita lograr la Sección 933-A y además,
lograr eximir a
Puerto Rico de la aplicación de las Leyes de Cabotaje e impulsar ideas en pos
de un nuevo modelo de desarrollo socio-económico para el ejemplar progreso de
todos.
Hace poco se
reunieron el comisionado residente Pedro Pierluisi y el gobernador Alejandro
García Padilla para unir esfuerzos en pro de la aprobación de la Sección 933-A con
el fin de promover la creación de empleos y además, se pusieron de acuerdo en
buscar lograr que se exima a Puerto Rico de la Ley de Cabotaje. Procede
buscar ponernos de acuerdo en el país que es barca en que estamos todos.
Recordemos que el proyecto de puerto de
trasbordo (el Megapuerto hoy llamado Puerto de las Américas Rafael Cordero
Santiago), NO surgió solo para Ponce y el sur, sino como proyecto de
autosuficiencia del país y estrategia que sustituya a la Sección 936 con algo
más estable, al darle a todo el país un nuevo rol internacional en un mundo
cada vez más pequeño e interdependiente.
Los mensajes de la 936 y la 933-A
coinciden en enseñar a aprovechar todo mecanismo disponible para levantar al
país, en particular en tiempos de crisis; sería un crimen negar oportunidades a
un país por consideraciones pequeñas. Al mismo tiempo, nos enseña que no es
recomendable fundamentar todo en un privilegio que el Congreso puede dar hoy y que
en un futuro lo puede quitar. Se necesita una acción integral y visionaria que afirme
las mejores bases posibles, uniendo y edificando generaciones.
Hay un gran
llamado a redescubrir lo que en verdad llena y construye. La
gran petición de Salomón a Dios fue sabiduría, luego de dar el mejor y mayor
holocausto –la mejor y mayor ofrenda- al Altísimo. Con sabiduría Salomón
gobernó bien, y la consagración hizo una gran nación. Con sabiduría se puede
mucho. Consagremos y ofrendemos una vida que da vida la vida. Dios
ilumine a todos en la Isla del Cordero.
--Gerardo L. Berríos Martínez
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