jueves, 21 de marzo de 2013

Los mensajes de la 936 y la 933-A


En el cuatrienio de 1973-76, el mundo entero enfrentó una grave crisis causada en gran medida por el aumento desmedido del costo del petróleo. Fue tan grande la crisis mundial que aumentó la inflación y hasta Nueva York, estuvo al borde de la bancarrota.

 

Ante esos vientos adversos, fue sabio para Puerto Rico desarrollar una estrategia integral para enfrentar la recesión, fomentar estabilidad económica y auxiliar a los más necesitados. Fue un acierto lograr el Programa de cupones; no para mantengo, sino para justicia social y al mismo tiempo, para promover al comercio y la economía.

 

Fue un acierto también aprovechar el recurso inmediato de la Sección 936. Fue un gran recurso para fomentar el desarrollo industrial, crear empleos, y mediante la contribución conocida como “tollgate tax” permitió generar fondos al erario público. 

 

A partir del 1985, fue un gran acierto unir la promoción de la Sección 936 a la iniciativa del desarrollo de la cuenca del Caribe.

 

En la página 2 del periódico “El Reportero” del 13 de marzo de 1985, aparece el reportaje sobre la histórica reunión del entonces gobernador Rafael Hernández Colón y el ex-gobernador Luis A. Ferré con el secretario del Tesoro de Estados Unidos James Baker, en defensa de la Sección 936, para promover el desarrollo y evitar la pérdida masiva de empleos. Nadie gana en un país estancado y dividido. Dijo Hernández Colón: “Agradezco a don Luis Ferré su valiosa colaboración. Esta reunión tiene un carácter histórico para Puerto Rico en la medida en que los dos líderes de partidos adversarios se unen para atender los intereses de todo el pueblo puertorriqueño”. La foto se convirtió en un ícono para generaciones, sobre el patriotismo que une en las grandes causas.

 

Incluso el presidente Ronald Reagan agradeció al gobernador Hernández Colón por el apoyo para “promover la democracia y el progreso económico en toda la región del Caribe”; porque los grandes propósitos superan las diferencias.

 

Años después, la Sección 936 fue eliminada por el Congreso por no cumplir a cabalidad con unas expectativas. Hoy nuevamente el mundo está en crisis y surge la propuesta de la Sección 933-A.

 

Se busca enmendar la Sección 933 para crear una sub-sección A que viabilizaría que las Corporaciones Foráneas Controladas que produzcan al menos el 50% de sus ingresos en la Isla puedan repatriarlas a Estados Unidos libre de impuestos.

 

Nuevamente procede un nivel de patriotismo que supere el cainismo, el personalismo y el partidismo. Se necesita lograr la Sección 933-A y además, lograr  eximir a Puerto Rico de la aplicación de las Leyes de Cabotaje e impulsar ideas en pos de un nuevo modelo de desarrollo socio-económico para el ejemplar progreso de todos.

 

Hace poco se reunieron el comisionado residente Pedro Pierluisi y el gobernador Alejandro García Padilla para unir esfuerzos en pro de la aprobación de la Sección 933-A con el fin de promover la creación de empleos y además, se pusieron de acuerdo en buscar lograr que se exima a Puerto Rico de la Ley de Cabotaje. Procede buscar ponernos de acuerdo en el país que es barca en que estamos todos.

 

Recordemos que el proyecto de puerto de trasbordo (el Megapuerto hoy llamado Puerto de las Américas Rafael Cordero Santiago), NO surgió solo para Ponce y el sur, sino como proyecto de autosuficiencia del país y estrategia que sustituya a la Sección 936 con algo más estable, al darle a todo el país un nuevo rol internacional en un mundo cada vez más pequeño e interdependiente. 

 

Los mensajes de la 936 y la 933-A coinciden en enseñar a aprovechar todo mecanismo disponible para levantar al país, en particular en tiempos de crisis; sería un crimen negar oportunidades a un país por consideraciones pequeñas. Al mismo tiempo, nos enseña que no es recomendable fundamentar todo en un privilegio que el Congreso puede dar hoy y que en un futuro lo puede quitar. Se necesita una acción integral y visionaria que afirme las mejores bases posibles, uniendo y edificando generaciones.

 

Hay un gran llamado a redescubrir lo que en verdad llena y construye. La gran petición de Salomón a Dios fue sabiduría, luego de dar el mejor y mayor holocausto –la mejor y mayor ofrenda- al Altísimo. Con sabiduría Salomón gobernó bien, y la consagración hizo una gran nación. Con sabiduría se puede mucho. Consagremos y ofrendemos una vida que da vida la vida. Dios ilumine a todos en la Isla del Cordero.  

 

--Gerardo L. Berríos Martínez

 

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