En la noche
del 14 de septiembre de 2014, se hizo historia en la televisión puertorriqueña
con el programa "La Deuda en PR: ¿Quién tiene la culpa?”.
En un breve tiempo, se logró
sintetizar mucho. Se pudo confirmar que en las décadas del ’40 y el ’50, grande
y ejemplar fue la obra de justicia social y estabilidad política; con el
liderato de Luis Muñoz Marín y una generación fundadora. Se le hizo justicia a
Roberto Sánchez Vilella como excelente administrador.
En lo histórico, en la administración
de Luis A. Ferré comienza a elevarse la deuda, pero eso no de resta a lo
meritorio de la obra de infraestructura e iniciativas justicieras como el Bono
de Navidad.
En 1973 comienza la administración
de Rafael Hernández Colón. En un texto publicado el 11 de agosto de 1984 en el
periódico “El Mundo” (el primero de una serie de tres partes), expuso el ex-secretario
de Hacienda Salvador Casellas:
·
“En diciembre de 1972, la administración saliente había
dejado unos estimados de ingreso al Fondo General del Tesoro de $975 millones
para el año fiscal en curso 1972-1973, y de $1,100 millones para el año fiscal entrante
1973-1974. De salida, la administración de RHC se encontró con una estrechez
fiscal insospechada. Los ingresos al Fondo General para el año fiscal que
terminaba el 30 de junio de 1973 eran $48 millones menos que lo presupuestado
($927 millones en vez de $975 millones), y el estimado de ingresos para el año
fiscal subsiguiente unos $50 millones menos. Ante este cuadro, hubo que
recortar gastos y tomar providencias inmediatamente para poder cerrar el año
con un presupuesto balanceado”.
Objetivamente, era una situación
inmediata que se podía superar. En el
mencionado texto, Casellas explica lo que complicó todo:
·
“En octubre de 1973, se desata la guerra árabe-israelí y
los países árabes decretan el embargo petrolero contra Occidente. En enero de
1974, la OPEP cuadruplica el precio del petróleo. Para mediados de 1975 el
aumento había llegado a 500 por ciento. La era de la energía barata toca a su
fin y todos los países industrializados entran en la recesión económica más
grave y prolongada desde la gran depresión de los años 30”.
La crisis
económica de los ‘70 fue causada por el aumento en el costo del petróleo. Fue
una crisis mundial. Incluso Nueva York estuvo al borde de la bancarrota. En esa
tempestad, Puerto Rico se logró mantener a flote gracias a medidas
administrativas y de austeridad y sus estructuras como ELA; y fueron
significativos logros como el aumento en la producción agrícola, el impulso al
turismo con la creación del Programa de Paradores Puertorriqueños, la
construcción de nuevas plazas de mercado, la Sección 936 (para crear empleos y
promover el desarrollo económico), y más.
Durante
la administración de Romero Barceló, se elevó el desempleo al nivel más alto de
su historia. Se confirmó que no es recomendable alterar los incentivos. En un
mundo competitivo, cada país debe procurara incentivos para progresar y en
Puerto Rico, fue la Sección 936 gran herramienta para promover estabilidad y
progreso. El “tollgate tax” dio
grandes frutos. Recordemos que la página 2 del periódico “El Reportero” del 13
marzo 1985, presenta el reportaje sobre la histórica reunión del entonces
gobernador Rafael Hernández Colón y el ex-gobernador Luis A. Ferré con el
secretario del Tesoro de Estados Unidos James Baker, en defensa de la Sección
936, para promover el desarrollo y evitar la pérdida masiva de empleos. Nadie
gana en un país estancado y dividido.
Dijo Hernández Colón: “Agradezco a don Luis Ferré su valiosa colaboración.
Esta reunión tiene un carácter histórico para Puerto Rico en la medida en que
los dos líderes de partidos adversarios se unen para atender los intereses de
todo el pueblo puertorriqueño”. La foto se convirtió en un ícono para
generaciones, sobre el patriotismo que une en las grandes causas.
Incluso el presidente Ronald Reagan agradeció al gobernador Hernández Colón
por el apoyo para “promover la democracia y el progreso económico en toda la
región del Caribe”; porque los grandes propósitos superan las diferencias.
El cambio hacia la solidaridad y creatividad productiva, dio como saldo de
ese cuatrienio, que en el mensaje de estado de 1988 se informó sobre un
crecimiento económico que sigue siendo factor aleccionador. Dijo Hernández:
“…hoy trabajan 126,000 puertorriqueños más que en enero de 1985; 29,000 de
ellos jóvenes… Hemos hecho posible que el Producto Nacional Bruto creciera en
1987 a un ritmo de 5.1 por ciento –mayor que el ritmo de crecimiento de Japón,
Alemania, o los Estados Unidos”. Gracias
a Hernández Colón y colaboradores por haber aportado tan buen instrumento que
generaba empleos directos e indirectos y potenciaba a todo el país.
Es
en la administración Rosselló que se dispara la deuda y no se defiende
adecuadamente la Sección 936 ante el Congreso. Así, llegamos al presente y la deuda convoca en
Puerto Rico a un proyecto de país; un proyecto en que se supere el partidismo y
el cainismo. La Biblia establece el orar por las autoridades. Ahora más
que nunca TODOS apoyando y bendiciendo al gobernador García Padilla y familia, a
los que hacen patria en el área municipal que es el nivel de gobierno más cercano
a la gente, a legisladores, a los que están en los equipos de trabajo, a la
base comunitaria, en fin, a todos los llamados a restaurar con plena conciencia
humana e histórica.
En el programa, fue dramática la
pregunta de cómo se perdió algo como la Sección 936; le respuesta convoca a no
repetir errores, buscar alianzas y consensos que restauren al país, y
desarrollar los sabios incentivos que optimicen la autoestima, la educación,
los recursos y todo lo que compone a la Isla del Cordero.
La medicina amarga fracasó y la
polarización es peor. Vivimos tiempos retadores y el país nos necesita a todos.
Son tiempos en que más se necesita la inspiración fundadora al nivel enseñado
por Luis Muñoz Marín y Rafael Hernández Colón, unir generaciones y motivar para
hacer y consagrar patria. Adelante...
·
“La solución a los problemas
multidimensionales que confrontamos comienza por superar esa crisis de valores
para librar nuevamente lo que Luis Muñoz
Marín, llamó la batalla de la producción, es decir la batalla por el progreso
económico. La batalla por empleos y
oportunidades. La batalla por la
educación para valerse de esos empleos y oportunidades. La batalla para
utilizar con sabiduría la riqueza colectiva e individual que se genera con la
producción”. –Rafael Hernández Colón
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