sábado, 20 de septiembre de 2014

Aviso Importante: Dalila no siempre es Dalila.

La historia de Dalila y Sansón se encuentra en el Libro de los Jueces de la Biblia. Dalila fue contratada para descubrir el secreto de la fuerza de Sansón. Logra descubrir el secreto y lo despoja de su fuerza al cortarle las trenzas de su cabello.

Al final, Sansón logra reconciliarse con el Señor y vencer antes de morir, pero al día de hoy se sigue viendo la imagen de Dalila como símbolo de tentación. Se emplea para advertir al hombre que no sea seducido por lo que no conviene.
                   
Es loable el buscar que no se caiga en tentación, pero es repudiable que se tergiverse el mensaje bíblico para manipular a las personas y presentar erróneamente a la belleza física como signo de desvío, pecado o mal. La belleza y el intelecto son de Dios.

Aunque se pueda decir que la belleza está en los ojos de quien observa y que la belleza completa es compleja y nace del alma, la realidad es que la Hermosura es Obra de Dios. NO es imposible que haya en la mujer la perfecta y armoniosa combinación de la belleza externa y la interna.

Gracias a Dios se ha ido superando el estereotipo de que la belleza externa no armoniza con la belleza interna que da luz, sirve bien y agrada a Dios. En el relato bíblico, Ester brilló por el valor, los dones y la gran belleza física que nace del interior (confirma que puede haber gran belleza externa con suprema belleza interna), y Dios obró por medio de ella. La Palabra afirma lo justo y salomónico:

·         El contenido de Proverbios sobre “la mujer virtuosa” nos recuerda que no procede olvidar la humildad, que al perder valores se convierte en vanidad; que no se tome para fomentar descuido, la auto-adulación y las imposiciones que no son duraderas.
·         El contenido de Cantares nos recuerda que lo admirable no es pecado y que el cuido y fomento de la autoestima da nuevos niveles al amor y la consagrada pasión que redefine la belleza; que no se olvide selectivamente y no se tergiverse.
 
Con justo balance, buscando acentuar todo lo mejor, se enriquece y fructifica la vocación y se logra más. ¡Se Puede lograr el balance perfecto de paz y armonía!
Con toda sinceridad, partiendo de lo establecido en las palabras anteriores, se comprende que es triste cuando se busca establecer que no puede haber admirable belleza externa con respetable belleza interna, o que la belleza es mera vanidad.

Es triste cuando se tergiversan y manipulan conceptos para justificar descuidos y forzar que se acepten cosas por agendas particulares. Es triste cuando se estigmatiza a la mujer hermosa como una “Dalila” en forma selectiva y se pretende convertir a la unión de un hombre y una mujer en un medio para confinar conciencias y voluntades en vez de lo sagrado que une y liberta en la forma que testimonia bien desde la realidad de cada caso. Voy más allá: ¡ALERTA ante quienes buscan fabricar parejas y usan las etiquetas cainistas; no pensando en fomentar la unión de una pareja en amor para Dios, sino pensando en amarrar personas a un lugar y lograr doble siembra financiera!

La historia confirma que no funcionan los enlaces fabricados y forzados por mera imagen. Tampoco funciona el imponer parejas con argumentos religiosos con el fin de amarrar a las personas a congregaciones y adelantar lo personalista. Tristes son los casos en que se rompen prometedoras parejas por agendas que hada tienen que ver con lo mejor para la pareja. Eso es el peor de los pecados porque va contra el amor.

¿Cómo osar con pretender imponerle conceptos al Altísimo y tratar de encajonarlo, o dudar de que pueda haber lo completo que perfecciona? ¡Claro que puede haber gran belleza externa con suprema belleza interna!
Dalila no siempre es Dalila; hay veces que los trucos, las tentaciones, las manipulaciones y las seducciones vienen de otro lugar.

Un pensamiento de George Sand dice: "La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma". Son palabras que tienen sentido, pero que no deben llevar a ver la belleza creada por Dios como un signo negativo. Deben llevar a bendecir a quien se admira y ama; orar y buscar intensamente que la sublime belleza siga creciente hasta la edad dorada y hasta el último suspiro que es una nueva dimensión al soplo de vida.

La belleza de la mujer glorifica al Creador y más… Demos gracias a Dios por bendecir a la creación con la belleza, la inspiración, las parejas ungidas que con puro amor prevalecen y rompen moldes y estereotipos, la capacidad de discernimiento para separar al grano de la paja, y el potencial para forjar todo bien que es más que lo pequeño, efímero e intrascendente. Dios ilumine a todos.
      
·          “Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas.” – Alphonse de Lamartine



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