jueves, 18 de septiembre de 2014

La historia lo confirma: Rafael Hernández Colón tenía y tiene la razón.


En la noche del 14 de septiembre de 2014, se hizo historia en la televisión puertorriqueña con el programa "La Deuda en PR: ¿Quién tiene la culpa?”. En un breve tiempo, se logró sintetizar mucho:

·         En las décadas del ’40 y el ’50, grande y ejemplar fue la obra de justicia social y estabilidad política; con el liderato de Luis Muñoz Marín y una generación fundadora. Roberto Sánchez Vilella fue excelente administrador. 
                     
·         En la administración de Luis A. Ferré comienza a elevarse la deuda, pero eso no de resta a lo meritorio de la obra de infraestructura e iniciativas justicieras como el Bono de Navidad. Además, se dejó una situación fiscal difícil. Objetivamente, era una situación inmediata que se podía superar por parte de la administración RHC, pero hubo complicaciones inesperadas de grandes proporciones. 
                  
·         En 1973 comienza la administración de Rafael Hernández Colón. La crisis económica mundial de los ‘70 fue causada por el aumento en el costo del petróleo. Incluso Nueva York estuvo al borde de la bancarrota. En esa tempestad, Puerto Rico se logró mantener a flote gracias a medidas administrativas y de austeridad y sus estructuras como ELA; y fueron significativos logros como el aumento en la producción agrícola, el impulso al turismo con la creación del Programa de Paradores Puertorriqueños, la construcción de nuevas plazas de mercado, la Sección 936 (para crear empleos y promover el desarrollo económico), y más.

·         Durante la administración de Romero Barceló, se elevó el desempleo al nivel más alto de su historia. Se confirmó que no es recomendable alterar los incentivos. En un mundo competitivo, cada país debe procurara incentivos para progresar y en Puerto Rico, fue la Sección 936 gran herramienta para promover estabilidad y progreso. El “tollgate tax” dio grandes frutos.

·         En 1985, RHC educó y logró que la defensa de la Sección 936 fuera una causa y victoria de pueblo. Nadie gana en un país estancado y dividido. El cambio hacia la solidaridad y creatividad productiva, dio como saldo de ese cuatrienio, que en el mensaje de estado de 1988 se informó sobre un crecimiento económico que sigue siendo factor aleccionador. Dijo Hernández Colón: “…hoy trabajan 126,000 puertorriqueños más que en enero de 1985; 29,000 de ellos jóvenes… Hemos hecho posible que el Producto Nacional Bruto creciera en 1987 a un ritmo de 5.1 por ciento –mayor que el ritmo de crecimiento de Japón, Alemania, o los Estados Unidos”.  Gracias a Hernández Colón y colaboradores por haber aportado tan buen instrumento que generaba empleos directos e indirectos y potenciaba a todo el país.

·         Es en la administración Rosselló que se dispara la deuda y no se defiende adecuadamente la Sección 936 ante el Congreso. Así, llegamos al presente y la deuda convoca en Puerto Rico a un proyecto de país; un proyecto en que se supere el partidismo y el cainismo. La Biblia establece el orar por las autoridades. Ahora más que nunca TODOS apoyando y bendiciendo al gobernador García Padilla y familia, a los que hacen patria en el área municipal que es el nivel de gobierno más cercano a la gente, a legisladores, a los que están en los equipos de trabajo, a la base comunitaria, en fin, a todos los llamados a restaurar con plena conciencia humana e histórica.
                                                  
La medicina amarga fracasó y la polarización es peor. Vivimos tiempos retadores y el país nos necesita a todos. Son tiempos en que más se necesita la inspiración fundadora al nivel enseñado por Luis Muñoz Marín y Rafael Hernández Colón, unir generaciones y motivar para hacer y consagrar patria. Adelante...

·         “La solución a los problemas multidimensionales que confrontamos comienza por superar esa crisis de valores para  librar nuevamente lo que Luis Muñoz Marín, llamó la batalla de la producción, es decir la batalla por el progreso económico.  La batalla por empleos y oportunidades.  La batalla por la educación para valerse de esos empleos y oportunidades. La batalla para utilizar con sabiduría la riqueza colectiva e individual que se genera con la producción”. –Rafael Hernández Colón
 


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