En
la serie televisada “The Incredible Hulk”, era icónica la escena de Bill Bixby
encarnando al doctor David Bruce Banner, caminando solo y en busca de algún
alma noble que le ayudara con un “pon” (lo que en otros países se llama “aventón”).
Cautivaba a la teleaudiencia
la calidad humana del personaje y cómo su humildad le daba mayor valor a sus
méritos. El fondo musical era la canción “The lonely man”.
¿Cuántos
en la vida real han necesitado “pon”? Veamos el caso de Puerto Rico:
En
la limitada extensión territorial de Puerto Rico, debería haber un eficiente
sistema de transportación masiva que cubra a toda la Isla, conecte a todos los municipios
e integre a todas las alternativas de transporte en el sistema. Lamentablemente
no es así.
En
Nueva York hay una extensión territorial mucho más grande y gracias a un
efectivo sistema de transportación masiva, las personas no se sienten obligadas
a invertir en un vehículo propio. En Puerto Rico debería haber un sistema de
transportación masiva igual o superior, que sea ejemplar, pero no es así.
Una
gran ironía es que hay quienes viajan a Estados Unidos, expresan gran orgullo
al viajar en medios de transportación masiva como el metro, trenes, taxis y
guaguas, y al regresar a la Isla olvidan esa conciencia y vuelven a lo mismo.
Objetivamente,
fue un gran error eliminar la ruta de tren que cubría la Isla, pero eso no
justifica que no exista un sistema de transporte que con los recursos existentes,
sirva bien a todos los puertorriqueños. Eso “obliga” a invertir en vehículo
propio.
Va
lo de “obliga” entre comillas porque todavía hay alternativas de transportación
masiva. Lo que complica el asunto en la Isla es como se saca de proporción al
auto propio y se emplea para cambiar la personalidad y tergiversar valores.
En
la limitada extensión territorial de Puerto Rico, es mucho más notable como se
maltrata a quien no tiene vehículo propio y hay quienes al tener el control del
volante, se sienten con superioridad y el control de determinar todo.
Hay
un nivel de conciencia que justifica que quien posee un auto y da “pon”, puede imponer
a los pasajeros los destinos y hasta qué hora estarán en el lugar (lo que a
veces raya en maltrato). Sin embargo, hay mayores niveles de conciencia que
eso.
En
el concepto de dar “pon”, a nivel internacional se recomienda por promover
ahorro en: el combustible (en lo laboral, diferentes personas pueden aportar
para gasolina), facilitar el estacionamiento al haber menos vehículos, proteger
al ambiente al reducir la contaminación ambiental y abonar a la convivencia.
Sin
embargo, el mayor beneficio del dar pon está en el crecimiento como seres
humanos. Por ejemplo, sin limitarse a, lo siguiente:
1. Diariamente
la persona tiene muchas formas de hacer lo que desea (como decidir qué
almorzar) y al proveer transporte, tiene derecho a dictar unas pautas. Pero
cuando al dar “pon” se tiene la capacidad de ser comprensivo y atento a los
demás, se desarrolla un nivel de conciencia mayor.
2. Hay
quienes pierden de perspectiva lo que significa poseer un auto, pero cuando quien
tiene auto reconoce que se trata de una bendición a consagrar mediante el sano
disfrute y el buen servicio, se desarrolla un nivel de conciencia mayor.
3. Hay
quienes se desvían del legítimo orgullo de tener auto y caen en justifican que
se pueda humillar a quien no tiene auto. Pero cuando se opta por ser humildes y
reconocer que en la vida todo pasa, todo se puede perder en un instante y lo
que permanece son las buenas obras, se desarrolla un nivel de conciencia mayor.
Por
todo lo anterior, es más que justo bendecir y agradecer a los buenos
conductores que dan cátedra ciudadana y sobre todo, humana. Es cierto que el
conductor tiene derecho a decidir dar el pon, o a decidir no dar el pon, pero que
toda decisión se enfoque en respetar la dignidad del ser humano. Que reine la
paz y se entienda que no es bueno el extremo de entronizarse en el vehículo de
combustión interna; tampoco es bueno el extremo de sentirse que lo del “pon”
significa que se merece todo. Todos deben vestirse de humildad. Se necesita lo salomónico.
Por
seguridad, no es recomendable dar “pon” a desconocidos. Se puede dar “pon”
tanto en vehículo propio, como en alquilado y hasta pagando un taxi. Por experiencia
propia, al dar “pon” interpreto que la gran bendición la da quien recibe el
favor al dar una oportunidad de evolución positiva y constructiva.
Se le puede
dar trascendencia a la transportación. Un vehículo es solo un medio, no un
ideal, una razón de ser o lo que define al ser humano. Por ende, dar “pon” es
infinitamente más que dar “pon”. Dar pon es ir más allá en visión, comprensión,
empatía y amor. Dios ilumine a todos en la vida como causa de amor.
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